Mi suegro la miraba con una intensidad que hasta a mí me erizó la piel. Señorita usted sí que es una mujer muy bella, creo que solo le hace falta que le ponga la corona para que sea mi reina; le dijo mi suegro. Mi amiga embozó una sonrisa leve y agachó la cabeza.
Hay suegro, parece que usted ya está perdiendo su poder de convencimiento, le dije con una sonrisa coqueta. No creas mi querida nuerita, porque todavía tengo muy buena carnada en mi anzuelo, me dijo con una mirada pícara.
Mi amiga que estaba escuchando, y que sabía que ella era el objeto de la conversación, se sonrojó, hay ustedes no tienen nada que hablar, dijo ella. En ese momento Yo ni me imaginaba que era quien terminaría en el anzuelo de mi Suegro.
Mi Suegro se dirige a mi amiga.
Mi suegro se dirigió a mi amiga, y le dijo: señorita no se vaya a molestar, es solo una broma. No se preocupe entiendo bien, dijo mi amiga mientras cruzaba las piernas. Noté como mi suegro se le fueron los ojos al ver que la falda de mi amiga subió un poco más de lo debido.
Yo tocí fuerte como diciendo: suegro contrólese y deje de mirar allí. Mi Suegro al verse descubierto, desvió la mirada y se despidió: bueno chicas creo que las voy a dejar solas.
Mi amiga pregunta sobre mi Suegro.
Mi amiga al ver que mi Suegro se alejaba, me preguntó: oye y ya hablando en serio, cómo es tu Suegro. Yo la volteé y la miré arqueando las cejas; bueno, digo que me gustaría saber cómo es como persona. Pues mi Suegro es un amor de gente, él siempre está pendiente de todo, y nunca lo he escuchado molestó, ni alterado.
Mi suegro es un hombre del que creo que cualquier mujer desearía tener. Porque es tan comprensivo, tan atento y sobre todo tan amoroso. El trato que le daba a mi Suegra era realmente una maravilla. Y con un suspiro profundo, continúe: Ojalá y mi Esposo hubiera aprendido eso de mi Suegro.
Mi amiga estaba atenta y asombrada de lo que Yo acaba de decir, y me dijo: cualquiera que te escuche hablando así, pensaría que tú estás interesada en tu Suegro. Porque sinceramente lo has pintado de tal manera que no hay imperfección en él.
Y porque Yo te conozco sé que no es así, sé que tú solo estás admirando y valorando el hombre que es tu Suegro. Hasta este momento, ni mi amiga ni Yo imaginábamos que Yo estaría enredada en sus brazos, más adelante.
Mi Amiga piensa invitar a mi Suegro.
Mi Amiga continuó diciendo: Pero a mí sí que me dejas con una espinita en pecho; porque con todo lo que me dices, estoy pensando en conocerlo mejor. ¿Cuántas propiedades tiene tu Suegro?, me preguntó.
Hay no contigo, le dije Yo, no me digas que estás pensando quitarle sus cositas; vaya que eres interesada tú. Y nos reímos a carcajadas, como dos mujeres sin temor de vivir. Sabes qué mejor me voy, porque ya se me hizo tarde, luego te llamó y a ver si preparamos algo en mi casa, para convivir con tu Suegro. Yo me reí y le dije: solo me avisas para hacer tiempo para eso.
Mi Suegro entró a mi cuarto.
Estaba arreglando y acomodando la ropa en mi habitación, cuando escuché que alguien tocaba a mi puerta. Adelante la puerta está abierta, sabía que era mi Suegro. Hace cuanto tiempo que tú vives ya con mi hijo, me preguntó.
Pues Suegro ya son más de diez años bajo este techo, por qué la pregunta. Porque nunca he visto que mi hijo te llevé a la finca, y es necesario que tú vayas conociendo cómo se maneja y administran las cosas allí. Entonces no sé si tú no quieres saber nada de eso, o es que mi hijo no te ha llevado.
Yo sí he querido ir y conocer la finca, pero él no quiere que vaya, dice que eso es trabajo de hombres.
Mi suegro me lleva a la finca
Mi suegro dijo: no sé de dónde sacó eso mi hijo, porque tu difunta Suegra, era quien se encargaba de todo eso, cuándo por razones de salud yo no podía ir. Quizá a mi hijo le esté pasando lo que me pasó a mí al principio. Yo veía tan bella a mi mujer, que no quería que otro hombre la viera.
Pero luego entendí que no había mejor orgullo el saber que tenía conmigo a la más bella; entonces empecé a llevarla conmigo, aunque sabía que los ojos de los muchachos que trabajan en la finca aprovecharían cualquier descuido mío para mirarla.
Te gustaría ir a conocer, y de pasó darle “¿una sorpresa a tu marido?”, me preguntó. Claro que me gustaría Suegro, pues entonces no se diga más y ponte bonita, que yo solo me pongo mis botas y mi sombrero y nos vamos. Ah y ponte muy bonita, para que puedas lucir la belleza que la naturaleza te regaló.